BRUSELAS.- La intención del nuevo
presidente de Estados Unidos de flexibilizar la regulación impuesta a
los bancos desde 2008 preocupa en Europa, que teme que el sector vuelva a
las malas prácticas previas a la crisis financiera mundial.
"La
idea de volver a las condiciones en vigor antes de la crisis es algo
muy inquietante" advirtió el lunes el presidente del Banco Central
Europeo (BCE), Mario Draghi, durante una audición ante el parlamento europeo.
Tal
y como lo había prometido, pocos días después de su elección, Trump
empezó a tomar medidas para desregular la economía estadounidense, algo
que le reclamaba Wall Street.
Y
la semana pasada firmó un decreto ordenando la revisión por parte del
congreso de las leyes llamadas "Dodd-Frank" (por el nombre de sus
impulsores), una serie de medidas promulgadas en 2010 por la
administración de Barack Obama.
Esas leyes, muy
criticadas por los republicanos y el sector financiero, obligan entre
otras cosas a los bancos a reforzar sus reservas para evitar quiebras y a
someterse cada año a tests sobre su resistencia a una crisis
financiera.
Los europeos fueron los primeros en criticar la nueva orientación de la administración Trump.
Igual
que Draghi, Andreas Dombret, miembro del directorio del Bundesbank,
considera que tocar las reformas para evitar nuevas crisis "sería un
gran error, aunque a veces compliquen la vida de los bancos".
"Es
importante que la legislación que se puso en pie (...) tras la crisis
no se desmonte. Si no volverá el riego de una nueva crisis financiera",
dijo una fuente bancaria que no quiso identificarse.
En
sentido contrario, la iniciativa de Donald Trump, que convirtió la lucha
contra las élites en uno de los temas clave de su campaña, fue elogiado
por el sector financiero estadounidense.
La asociación
de bancos estadounidenses (ABA), se felicitó de una política que debería
"permitir liberar el poder de la industria bancaria".
Algunos
temen ahora que la decisión de Donald Trump, aunque se limita a Estados
Unidos, pueda crear un movimiento global a favor de la desregulación.
El
Comité de Basilea, que reúne a autoridades de supervisión bancaria de
varios países, están actualmente analizando las normas de regulación
bancaria, impuestas tras la crisis de la hipotecas 'subprime' en Estados
Unidos, que provocó a su vez la quiebra de Lehman Brothers y desató un
terremoto financiero global.
Pero que las negociaciones
de Basilea tengan éxito se necesita un consenso entre las partes, en
particular entre Europa y Estados Unidos.
"Por el momento
los cambios [que pide Donald Trump] afectará sobre todo a Estados
Unidos", dijo una fuente europea. "Pero si la revisión de las leyes
Dodd-Frank llevara a modificaciones en los acuerdos internacionales,
estaríamos muy preocupados, porque son cruciales para asegurar la
cooperación entre autoridades y permitir intercambios transfronterizos",
añadió.
Las negociaciones en Basilea están en punto
muerto, y el comité se vio obligado a aplazar una reunión clave a
principios de año por el descuerdo entre europeos y estadounidenses,
incluso antes de que Trump asumiera la presidencia.
Uno
de los principales puntos de fricción es el método para calcular el
riesgo para cada banco y en consecuencia la cantidad de fondos propios
que debe reservar cada entidad para hacer frente a una posible quiebra.
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