BARCELONA.- La invasión imparable de avispas asiáticas está poniendo en jaque a las abejas que,
según un colectivo apícola catalán, hará desaparecer estos insectos de
la región en un plazo de 3 o 4 años. A partir de ahí arranca el
‘cataclismo’.
Esta llamada de atención viene de la Asociación de
Apicultores de Gerona. Aseguran que la colonización de la avispa
asiática ya no tiene solución en algunas zonas del país. Además de haber
llegado en masa, parecen especialmente agresivas hasta
el punto de que las abejas tradicionales no se atreven a salir del nido
por si son atacadas y citan incluso el caso de un grupo de avispas que
se comieron el cadáver entero de un jabalí en sólo tres días.
Es
cierto que las abejas están desapareciendo de diversas partes del mundo y
nadie sabe aún por qué. Cada cierto tiempo se repite la noticia. Nos
cuentan de distintos peligros que ponen a las abejas en riesgo de
extinción y que, a partir de ahí, los humanos tienen los días contados. ¿Es realmente así? ¿Hasta qué punto dependemos de las abejas?
Dicen que uno de los primeros en llamar la atención sobre este asunto fue Albert Einstein. En la película The Happening (traducida al español como El Incidente o El fin de los tiempos) se atribuye al famoso científico una frase que dice que “si la abeja desapareciera del planeta, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida”. Esta frase resulta de por sí aterradora, pero vamos a analizarla.
Las
abejas son las señoras de la polinización. Según datos de la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO), hay 100 especies de cultivos que proporcionan el 90% de los alimentos que consumimos en todo el mundo, y 71 de ellos los polinizan las abejas. Sólo en Europa, el 84% de las especies de cultivo y más de 4.000 variedades vegetales existen gracias ellas.
Si no haya abejas para desarrollar esta tarea de polinización, las plantas no se reproducen y se inicia una reacción en cadena:
sin plantas no hay comida para los animales que se alimentan de
vegetales ni para quienes se alimentan de ellos: animales carnívoros y
humanos. Si las abejas desaparecen, tendremos un problema serio porque
los intentos de polinizar a mano (se han realizado cientos de pruebas)
de momento dan resultados anecdóticos.
Durante décadas no hemos prestado atención a la biodiversidad.
La tala indiscriminada de bosques, la caza y la industrialización han
provocado la desaparición de cientos de especies y son algunas de las
razones del calentamiento global. La abejas entran en este proceso junto
a otras plantas y animales, aunque Einstein no los mencionase.
La pérdida de competitividad de la miel
producida en Europa frente a productos asiáticos más baratos han
llevado a muchos apicultores a abandonar su negocio, no sin antes hacer
correr la alarma. Esto se suma a la sequía y el uso de fertilizantes
nocivos para explicar la práctica desaparición de las abejas en
determinadas áreas del planeta. La clave es saber dónde empieza el
peligro.
La película del director indio estadounidense Shyamalan
dio celebridad mundial a la cita de Einstein, pero lo cierto es que en
ningún documento bibliográfico ni escrito del genio alemán aparece
recogida esa frase. En cualquier caso y por la cuenta que nos trae, larga vida a las abejas.
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