La aportación del turismo al crecimiento de la economía española será
bastante menor este año. Es uno de los motivos por los que los
analistas adelantan un menor crecimiento del PIB, dado que el turismo
desempeña un papel muy importante en el conjunto de la actividad
económica.
En agosto, los ingresos superaron por poco los 11.500
millones de euros, un 1,8% más que en el mismo mes del pasado año. En
agosto del pasado ejercicio, los ingresos turísticos habían aumentado
un 10,3%. La desaceleración es patente y, si bien el sector no ha
dejado de crecer, lo hace ahora a un ritmo muy lento.
De hecho, en los dos meses turísticos por excelencia, el frenazo ha
sido palpable y bastante homogéneo, ya que en julio los ingresos totales
de la actividad turística habían registrado incluso un descenso en
términos anuales, de casi el 1%. El impacto de estos dos meses de
resultados mediocres se dejará notar de forma negativa en las cifras
globales del PIB del año, no tanto con un descenso de la actividad pero
sí con un menor ritmo de mejoría.
Es pronto aún para anticipar el balance turístico del año, a falta de
cuatro meses, pero la tendencia parece clara. España mantendrá unas
cifras globales de llegada de turistas similares a la del año récord de
2017, es decir, al borde de los 82 millones de visitantes extranjeros.
Pero los aumentos de estos últimos tres o cuatro años ya no se van a
repetir probablemente, entre otras cosas porque los tres países que más
visitantes habían restado al sector en España (Turquía, Egipto y Túnez)
han recuperado en el año 2018 buena parte de sus retrocesos, que tenían
un acusado carácter político, debido a la inseguridad que se respiraba
en estas tres naciones. Los alemanes y los países nórdicos han sido los
principales protagonistas de la deriva de flujos hacia estos países.
Pero, en sentido complementario, otros países y zonas del mundo han
acelerado su interés por el mercado español, lo que se está traduciendo
en un doble efecto, una mejora de la diversificación y un aumento del
gasto medio por turista.
Mejorar la diversidad de las procedencias
siempre añade alicientes al sector, dado que implica reducir los riesgos
de tener un alto grado de dependencia frente a determinados mercados,
como le sucede de forma endémica al turismo español, muy concentrado
en tres grandes mercados, Reino Unido, Alemania y Francia, que en
conjunto suman algo más del 41% del total en la actualidad en términos
de ingresos turísticos.
Gran Bretaña aporta el 20% de los ingresos
turísticos españoles en la actualidad, un porcentaje excesivo que puede
acarrear episodios de debilidad en el flujo total de ingresos.
La diversificación de la procedencia de los turistas que han llegado
este año a España se ha notado positivamente en los ingresos, ya que
frente a un aumento en los ocho primeros meses del gasto total de los
turistas en España del 2,8%, el gasto de los turistas que proceden del
resto del mundo (en especial Estados Unidos, Rusia y países asiáticos)
ha aumentado en un 4,7%.
El gasto medio por turista del resto del
mundo es casi un 30% superior al gasto medio por persona del conjunto
del sector. Todo parece indicar, en suma, que con un número de turistas
prácticamente similar al del año récord de 2017, el sector le ha sacado
bastante más jugo a los visitantes.
(*) Periodista y economista español
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