MADRID.- La escasez hídrica es uno de los factores desencadenantes de la
inmigración masiva desde África a Europa, por lo que la UE debe mejorar
las infraestructuras del agua y su gestión "ya no por convicción o
solidaridad sino por su propio interés político", según ha advertido en
una entrevista Peter Glas.
Glas es el presidente de la Iniciativa de Gobernanza del
Agua (WGI, por sus siglas en inglés) de la OCDE, y ha participado como
ponente en el reciente VIII Foro sobre la Economía del Agua, que ha
reunido a expertos nacionales e internacionales del sector en Madrid.
Este experto holandés ha insistido en la necesidad de
mejorar este tipo de cooperación internacional, sobre todo con la vista
puesta en los tres años de trabajo de aquí al próximo Foro Mundial del
Agua, organizado por el Consejo Mundial del Agua (WWC, por sus siglas en
inglés) y cuya próxima edición se celebrará en 2021 precisamente en
territorio africano: en Senegal.
Para entonces, Glas
considera esencial haber podido "pasar de la visión a la acción", con
acciones de inversión tanto a nivel interno como a través de la
cooperación entre regiones.
"La OCDE es muy buena a
la hora de elaborar informes, pero luego es necesario hacerlos
operativos" y aplicar iniciativas concretas de mejora de los problemas
analizados, ha subrayado este especialista.
En
África, la falta de garantías en el suministro en buena parte del
continente se debe a factores como la falta de infraestructuras, los
ciclos irregulares de agua en algunas zonas y los conflictos locales,
aunque se ha visto agravada en los últimos tiempos por las sequías.
La última edición del Foro Mundial del Agua se desarrolló el pasado mes
de marzo en Brasilia y se saldó con un informe que incluye 36
indicadores o medidas que países, regiones y ciudades pueden aplicar a
su territorio, "como ejercicio voluntario de autoevaluación".
En el caso de España, Glas ha recordado que sufre un contexto
"habitual" de presión hídrica y "gran fragmentación" de las competencias
en la gestión, por lo que ha recomendado "acogerse a herramientas ya
existentes" para "abrir un diálogo" entre administraciones y certificar,
especialmente, "si la escala a la que se están haciendo las cosas es la
correcta".
A su juicio, "es necesario hablar de
asuntos técnicos, como las tarifas y los costes, pero también sobre esa
escala de la gobernanza" para analizar "a qué nivel se pueden llegar a
comprometer los ciudadanos y las instituciones de manera efectiva" para
optimizar la gestión del agua.
Este proceso debe
enfocarse de "manera integral", de manera que contemple aspectos no sólo
técnicos sino "medioambientales, económicos, sociales y culturales", en
lo que Glas ha descrito como la aplicación de "una perspectiva
holística" de este recurso.
La administración del
agua, que "es ya un derecho humano" según sus palabras, está "en riesgo"
y es preciso hacer lo necesario para reducirlo.
De
acuerdo con los datos del Foro Económico Mundial que Glas incluyó en su
ponencia durante el VIII Foro del Agua, el líquido elemento "se
encuentra en el 'top diez' de los riesgos con mayor potencial de
impacto" económico y social en el planeta.
Las
estimaciones del Banco Mundial también alertan frente a la reducción de
garantías de este recurso, lo que "supone un problema real" cada vez más
importante y que acarreará pérdidas y reducción del PIB en distintos
países.
Según los cálculos de esta institución, para
el año 2030 la disponibilidad de este recurso se reducirá a menos del 40
% y las necesidades de financiación para aprovechar sus reservas
ascenderán al menos a 6,7 billones de dólares a nivel mundial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario