PARÍS.- El parón de nuevos proyectos
petroleros y gasísticos por los bajos precios del barril de crudo
estuvieron detrás del bajón del 12 % de la inversión mundial en el
sector de la energía en 2016, por segundo año consecutivo.
En su informe anual sobre la inversión presentado hoy, la Agencia
Internacional de la Energía (AIE) señaló que el volumen total de
inversiones fue de 1,7 billones de dólares, lo que representa un 2,2 %
del producto interior bruto (PIB) global.
El dinero dedicado a la exploración y explotación de
yacimientos de petróleo y gas se redujo el pasado año en un cuarto, con
lo que en dos ejercicios la disminución acumulada fue del 38 %.
En cualquier caso, esos hidrocarburos en 2016 todavía supusieron las dos quintas partes del volumen total de la inversión.
En la electricidad, el descenso se limitó al 1 % para quedar en 718.000
millones de dólares por el efecto del recorte en la generación, que no
fue totalmente compensado por el alza en las redes.
La inversión en nuevas instalaciones de generación de electricidad con
fuentes renovables bajó un 3 % hasta 297.000 millones de dólares, lo que
significa un 3 % menos que cinco años antes, aunque las capacidades
instaladas eran un 50 % superiores, con una producción que se estima un
35 % más elevada.
La explicación de esa aparente
contradicción está en la reducción de los costes unitarios con las
mejoras de las tecnologías solares y eólicas.
El
dinero destinado a dispositivos de mejora de la eficiencia energética
aumentó un 9 % para representar 231.000 millones de euros, de la mano en
particular de China que, según la AIE, en unos años podría superar a
Europa, que hasta ahora ha sido el líder en este terreno.
Una buena parte de esas partidas (133.000 millones de dólares) se
consagraron a reforzar la eficiencia de los edificios, que absorben un
tercio del total de la energía consumida.
China se
mantuvo como el primer país por la inversión en energía, ya que
representó un 21 % del total mundial, y lo más significativo de su
evolución fue el hundimiento del 25 % en nuevas centrales de carbón.
Una muestra de que el gigante asiático se orienta cada vez más hacia la
producción de electricidad con bajo nivel de emisiones de dióxido de
carbono (CO2) y a las medidas de eficiencia.
Estados
Unidos se mantuvo en segunda posición, e incluso incrementó su peso
relativo al 16 %, y eso pese al fuerte descenso en la actividad de
petróleo y gas.
A contracorriente de la tendencia
general, India se reafirmó en su tercer puesto con un incremento del 7
%. En Europa, la inversión cayó un 10 %, sobre todo a causa de las
renovables.
El director ejecutivo de la AIE, Fatih
Birol, hizo notar que en un contexto como el actual en que la industria
del petróleo y del gas se centra en proyectos a corto plazo, cobra mayor
importancia que las políticas presten atención a las necesidades de
aprovisionamiento a largo plazo.
Sobre todo porque,
aun asumiendo "objetivos ambiciosos" en términos de mitigar el impacto
sobre el calentamiento climático, la inversión en gas y petróleo "tendrá
que aumentar respecto a su actual desplome".
De
acuerdo con la agencia, los primeros indicios apuntan a que la inversión
en gas y petróleo este año ha repuntado "modestamente", sobre todo de
la mano de los yacimientos de esquisto en Estados Unidos.
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