BRUSELAS.- La Unión Europea (UE), EEUU y la OTAN cargaron este jueves contra Rusia
después de que Holanda y el Reino Unido la acusaran de intentar
perpetrar ciberataques contra organismos internacionales y, en concreto,
a la Organización para la Prohibición de las Armas Químoias (OPAQ), con
sede en La Haya.
Holanda anunció este jueves que el pasado abril expulsó a cuatro funcionarios del Departamento Central de Inteligencia de Rusia (GRU, en ruso) cuando preparaban un ataque cibernético contra la red de internet de la OPAQ. Los
supuestos agentes, que llevaban consigo 20.000 dólares y 20.000 euros
en metálico, habían realizado exploraciones en persona en la sede de ese
organismo internacional, estacionaron su vehículo cerca del edificio y
abrieron el maletero para manipular un “equipo de alta calidad”
destinado a piratear conexiones wifi de forma remota, según las
autoridades holandesas.
Las instituciones de la Unión Europea tienen “serias preocupaciones” por el “acto agresivo” de Moscú, señalaron en un comunicado conjunto el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker; el máximo responsable del Consejo de la UE, Donald Tusk, y la jefa de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se sumó a la catarata de reacciones occidentales de alto nivel y declaró, por su parte, que “Rusia debe detener su patrón de comportamiento imprudente,
incluido el uso de la fuerza contra sus vecinos, el intento de
interferencia en los procesos electorales y las campañas de
desinformación generalizadas”.
También el secretario de Defensa estadounidense, Jim Mattis, en el marco de una reunión ministerial de la OTAN celebrada en Bruselas, calificó el supuesto ataque como el “último episodio en un patrón global de comportamiento temerario e irresponsable por parte de Moscú”.
En un comunicado conjunto, los primeros
ministros de Holanda y Reino Unido, Mark Rutte y Theresa May,
respectivamente, indicaron que la inteligencia militar de Rusia está
desarrollando operaciones cibernéticas inaceptables
dirigidas contra organizaciones internacionales de todo el mundo.
“Con
las operaciones que hemos hecho públicas se pone de relieve que el
servicio de inteligencia militar ruso, el GRU, está desarrollando
operaciones cibernéticas inaceptables. Están dirigidas a organizaciones
internacionales de todo el mundo, incluida la OPAQ”, advirtieron Rutte y
May.
Rusia, por su parte, ha negado a través de su
embajada en Londres cualquier intento de atacar digitalmente la OPAQ,
organismo cuyos expertos estaban llevando a cabo el pasado abril
(coincidiendo con la detención de los funcionarios rusos)
investigaciones clave sobre el uso de armamento químico, que
involucraban a Moscú y a sus aliados.
“Estamos ante un nuevo elemento de la campaña anti-Rusia del Gobierno del Reino Unido“,
declaró en un comunicado un portavoz de la embajada rusa, que aseguró
que intentar responsabilizar al Kremlin de una serie de ciberataques en
todo el mundo entre 2015 y 2017 responde a una campaña de
“desinformación”.
Poco después, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova,
señaló en rueda de prensa desde Moscú que las acusaciones vertidas por
Occidente contra Rusia responden al hecho de que “la espionajemanía está ganando impulso”.
Cuando se produjo el presunto intento de pirateo en La Haya, la OPAQ investigaba, por un lado, la intoxicación, el pasado marzo, en la localidad británica de Salisbury del exespía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia con el agente nervioso “Novichok”,
de fabricación militar, que según las autoridades británicas, fue obra
de Rusia, al ser el único país con medios y motivos para elaborarlo.
Asimismo, la OPAQ estaba preparando una misión de investigación en Siria para investigar las denuncias sobre el presunto uso de armas químicas en un ataque contra civiles en la localidad siria de Duma, del que se acusa a las fuerzas del régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, del que Rusia es aliada.
La OPAQ informó este jueves de que detectó desde principios de 2018 un aumento de las actividades relacionadas con la ciberseguridad, lo que le obligó a “adoptar medidas”.
El director del servicio holandés de inteligencia militar (MIVD),
Onno Eichelsheim, explicó a la prensa que su departamento no suele hacer
públicas este tipo de informaciones, al no tratarse de una
“investigación criminal”, pero subrayó que en esta ocasión consideraron
que es una “forma de complicar a nivel internacional las operaciones” de
ciberataques rusos.
Según documentos de identidad ofrecidos por las autoridades
holandesas, los cuatro funcionarios expulsados son, por un lado Alexei
Sergeyevich Morenets, Evgenii Mikhaylovich Serebriakov, considerados
ambos operadores cibernéticos, y por otro, Oleg Mikhaylovich Sotnikov y
Alexei Valeryevich Minin, quienes ofrecerían “apoyo de inteligencia
humana”.
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