BIRMINGHAM.- El eurófobo Partido Independentista
británico (UKIP) lanzó el viernes una serie de propuestas populistas con
la esperanza de resucitar su menguante influencia política y
capitalizar la indignación con la gestión gubernamental del Brexit.
La primera ministra Theresa May se está encontrando con dificultades
para imponer su plan para un Brexit que mantenga a Reino Unido bajo el
paraguas de muchas de las normas de la UE. El creciente malestar entre
los grupos pro-Brexit podría apartarla del poder y sumir a Reino Unido
en una grave crisis política.
El UKIP jugó un papel decisivo en
la historia británica reciente como la fuerza que presionó al ex primer
ministro conservador David Cameron para convocar un referéndum sobre la
permanencia en la UE, y luego alimentó el sentimiento anti-Bruselas en
la campaña a favor de salir de la UE.
Sin embargo, una vez
situado en el lado ganador de la votación del Brexit, al UKIP le ha
costado influir en el proceso de salida, al tiempo que perdía apoyos
electorales y atravesaba dos años de confusión interna para encontrar un
líder que reemplazara al carismático Nigel Farage.
El viernes,
el actual líder Gerard Batten publicó un manifiesto que trataba de
recuperar ese atractivo para todos los públicos que antaño sirvió para
convertir a la formación en una amenaza para los grandes partidos
tradicionales.
“Estas
políticas están destinadas a ayudar a las personas que forman la espina
dorsal de Reino Unido: los trabajadores y contribuyentes ordinarios,
los desempleados que desearían trabajar y los propietarios de pequeñas y
medianas empresas”, dijo Batten, miembro del Parlamento Europeo, en un
comunicado con el que se lanzaba el manifiesto de 17 páginas.
“Su
propósito es hacer de UKIP un partido populista en el sentido auténtico
de la palabra: uno en el que las políticas son populares entre los
votantes”.
Entre estas políticas se encuentra una salida
“completa y total” de la UE, argumentando que Reino Unido debe poner fin
a los pagos a la UE y a la adhesión a las normas del bloque, lo que
supondría una ruptura mucho más radical que la que propone el Gobierno
de Theresa May.
Batten ha sido criticado, incluso por algunos
exmiembros del UKIP, por implicarse en causas defendidas por grupos de
extrema derecha, y ha descrito al Islam como un “culto a la muerte”.
Otras
políticas, muchas de las cuales son similares a las posiciones previas
del UKIP, incluyen una inmigración selectiva y limitada,
desmantelamiento de la ayuda exterior, impuestos más bajos y un enfoque
más riguroso para gravar a las compañías multinacionales.
El UKIP
actualmente no tiene representantes electos en el Parlamento y obtuvo
solo 600.000 votos en las elecciones generales de 2017, en comparación
con los 3,8 millones de 2015, lo que implica pasar del 12 por ciento del
voto total a menos del 2 por ciento.
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