MOSCÚ.- Miles de rusos volvieron hoy a salir
a las calles para protestar contra la polémica reforma sobre la subida
de la edad de la jubilación, en vísperas de su segunda votación en el
Parlamento.
Según el opositor Serguéi Udaltsov, líder del Frente de Izquierdas,
solo en Moscú la manifestación contra la reforma de las pensiones reunió
a cerca de 30.000 personas.
No obstante, la policía rebajó esa cifra hasta 3.000
asistentes, la mayoría seguidores del Partido Comunista, fuerzas de
izquierdas y miembros de sindicatos.
Udaltsov, quien
acudió a la protesta pese a una prohibición de asistir a mítines,
resumió las principales exigencias de los manifestantes: dimisión del
Gobierno, suspensión del polémico proyecto de ley y un referéndum
nacional sobre la medida.
El político opositor, quien
salió de la cárcel la semana pasada tras treinta días de arresto por
otra protesta contra la reforma de las pensiones, argumentó que la
decisión judicial que le prohíbe asistir a concentraciones masivas
durante los próximos tres años aún no había entrado en vigor.
Además, Udaltsov prometió recurrir la prohibición para poder seguir ejerciendo sus actividades políticas y sociales.
A lo largo de esta jornada, hubo también protestas contra la polémica
iniciativa en decenas de ciudades de Siberia y el Lejano Oriente ruso.
El acto de Moscú estuvo encabezado, además de por Udaltsov, por el
veterano líder de los comunistas rusos, Guennadi Ziuganov, y otros
miembros de la formación política.
Los organizadores llamaron a continuar con las manifestaciones, a fin de aumentar la presión sobre el Gobierno.
Para mañana, se han convocado nuevas protestas en varias localidades
rusas contra la polémica medida, que rechaza la inmensa mayoría de los
rusos.
En total, en vísperas de la segunda lectura de
la ley, prevista inicialmente para el 24 de septiembre, los comunistas
tienen previsto movilizar a sus seguidores en 116 localidades.
El mes pasado, el presidente ruso, Vladímir Putin, propuso suavizar la
reforma elaborada por el Gobierno y se dirigió a la nación en un mensaje
televisivo para exponer su visión de la iniciativa, que ha generado
numerosas protestas desde que fue anunciada a principios de verano.
El jefe de Kremlin propuso, en concreto, elevar la edad de jubilación
de la mujer de 55 a 60 y no a 63 años, como señala el proyecto
gubernamental, y crear un sistema de garantías sociales y laborales para
la personas en edad de prejubilación.
Aunque los
dirigentes opositores rechazaron las propuestas de Putin y las
calificaron de "retoque cosmético", varios analistas constataron que el
discurso del presidente sirvió para que muchos rusos hicieran las paces
con algo que ven como inevitable.
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