ESTAMBUL.- La fuerte depreciación de la lira
turca, que ha caído frente al euro un 40 % en lo que va de año, está
afectando cada vez más la compra de bienes de primera necesidad en
Turquía, donde muchos fabricantes en lugar de subir los precios bajan
las cantidades que luego se venden al mismo precio.
Muchos turcos comparten en las redes sociales fotos de productos que
venden los supermercados locales en cantidades inferiores que antes para
camuflar así una subida de precios.
La inflación en Turquía superará este año, según las previsiones del propio gobierno, por primera vez en una década el 20 %.
"Quiero felicitar a las empresas que no han aumentado sus precios. Les
agradezco sus esfuerzos en reducir el peso de sus productos", señala con
ironía un usuario que comparte una imagen de una chocolatina que ha
pasado de 35 a 32 gramos.
Ahmet, dueño del
supermercado Arzum, en el centro de Estambul, confirma que ha observado
la disminución del volumen de algunos productos que recibe de sus
suministradores.
"Lo he notado en varios productos de
repostería industrial y algunos aperitivos. De repente han pasado de
170 a 150 gramos pero el precio es el mismo. Espero que el gobierno tome
medidas", comenta.
Este empresario señala que la subida general de los precios empieza a afectar a las ventas diarias.
"Hemos sufrido un fuerte descenso de clientes en el último mes.
Alrededor del 30 o 40 %. He tenido que prescindir incluso de uno de mis
empleados", comenta.
En enero de este año un euro era 4,5 liras (3,8 por dólar), mientras que esta semana eran ya 7,3 (6,3 por dólar).
Todo ello con un salario medio en Turquía que ronda las 2.000 liras
mensuales, antes de impuestos, una cantidad que a principios de año
equivalía a 445 euros (525 dólares) y que ahora solo son unos 275 euros
(320 dólares).
En septiembre, el gobierno islamista
del presidente, Recep Tayyip Erdogan, anunció una subida del 15 % en las
tarifas eléctricas y un 9 % para las tarifas de gas, mientras que para
producción industrial el gas ha subido incluso un 14 %.
El encarecimiento de los costes de producción ha llevado a varias
empresas locales a aumentar el precio de sus productos, o a reducir la
cantidad de gramos para evitar un aumento del precio.
Ante las quejas de miles de consumidores, el Ministerio de Comercio de
Turquía anunció que investigará e impondrá multas a empresas que hayan
aumentado de forma "anormal" los precios o hayan recurrido a "subidas de
precios encubiertas".
Pero la devaluación de la moneda turca también ha afectado a uno de los bienes de consumo más básicos: el pan.
La Federación turca de Panaderos informó recientemente que tendrán que
aumentar el precio de las barras de pan y del 'simit', un panecillo de
consumo habitual en Turquía.
"El simit no se ha
encarecido solo por el precio de la harina, también por la inflación del
sésamo, que recubre el panecillo", comenta Figen, dueña de una
panadería.
"Vendemos la misma cantidad de pan pero a
unos céntimos más caros que el año pasado. He notado un cambio de
consumo en los panecillos y bizcochos. La gente compra la opción más
barata", cuenta.
Kemal, quien regenta una tienda de bebidas alcohólicas y tabaco, también ha notado un cambio en el consumo.
"La mayoría de productos que vendemos son marcas extranjeras y con el
cambio a liras se han encarecido mucho, pero no perdemos clientes.
Simplemente compran la opción más barata", comenta.
Los bares del centro de Estambul también luchan por ajustar los precios de las bebidas alcohólicas para no perder clientes.
"Hace un año vendíamos la jarra de medio litro de cerveza a 12 liras
(entonces 2,4 euros). Ahora la vendemos a 17 (2,3 euros) y seguimos
perdiendo clientes porque los sueldos no suben y la gente no puede pagar
lo que pedimos. Hemos ajustado los precios todo lo que podemos", señala
Serhat, dueño del bar Tanya.
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