DAVOS.- La economía ha dejado de ser una de
las grandes amenazas globales para 2017, reemplazada por el riesgo de
eventos climáticos extremos, movimientos migratorios involuntarios o
ataques terroristas a gran escala, según el Foro Económico Mundial.
El
organismo advierte, sin embargo, de que factores económicos determinarán
la evolución mundial durante la próxima década, por lo que reclama
"reformas fundamentales" del capitalismo en respuesta a la desigualdad,
que alimenta el auge de movimientos populistas y una polarización
política que cuestionan la legitimidad del sistema.
"La combinación de desigualdad económica y polarización política amenaza
con amplificar los riesgos globales, erosionando la solidaridad social
sobre la que descansa la legitimidad de nuestros sistemas políticos y
económicos", advierte el Foro Económico Mundial en su "Informe de
Riesgos Globales 2017".
"Es posible que sean necesarias reformas fundamentales
del capitalismo de mercado para hacer frente, en particular, a una
aparente falta de solidaridad entre aquellos que ocupan la parte
superior de la renta en la distribución de riqueza y aquellos más
abajo", añade la entidad popularmente conocida como Foro de Davos.
La última edición del documento apunta que, a pesar de que las amenazas
de índole económica han cedido el primer plano en términos de
probabilidad a eventos climáticos extremos, migraciones involutarias a
gran escala, desastres naturales, ataques terroristas o a eventos
masivos de robo y fraude de datos, "las preocupaciones económicas
impregnan los resultados de la última encuesta, aunque es algo que no
sea inmediatamente evidente por la evolución de los mayores riesgos por
impacto y probabilidad".
De hecho, al preguntar a los
participantes en la consulta sobre las mayores influencias e
interconexiones que conforman el panorama de riesgos, "la economía es
soberana", y la creciente disparidad de ingresos y riqueza aparece como
la tendencia que más probablemente determinará la evolución global en
los próximos diez años.
Además de la desigualdad, los
encuestados señalan en segundo lugar al cambio climático, por delante
del incremento de la polarización social, la creciente
"ciberdependencia" y el envejecimiento de la población.
Por otro lado, entre las principales interconexiones de riesgos señalan
al desempleo y el subempleo, que generan inestabilidad social, así como
las grandes migraciones involuntarias y el colapso estatal, mientras
que los fallos en la gobernanza nacional son causa también de profundas
inestabilidades sociales.
El Foro Económico Mundial
señala que "el descontento con el orden actual se ha convertido en una
proposición ganadora de elecciones que incrementa la urgencia de
comprender y responder a estos riesgos globales" y advierte de que la
débil recuperación tras la crisis explica únicamente parte de la
situación, subrayando que únicamente estimular el crecimiento no basta
para remediar las fracturas más profundas de la política económica.
"Años de generar presión en muchas partes del mundo, al menos desde la
crisis financiera global, cristalizaron en resultados políticos
dramáticos durante 2016 a medida que la desafección pública con el statu
quo ganó peso", señala.
En este sentido, la
organización ha identificado cinco grandes retos a los que prestar mayor
atención global, incluyendo la introducción de un mayor grado de
solidaridad y pensamiento a largo plazo en el capitalismo de mercado,
revitalizar el crecimiento de la economía global, reconocer la
importancia de la identidad e inclusividad en las políticas, mitigando
los riesgos y explotando las oportunidades de la "4ª revolución
industrial" y fortaleciendo los sistemas de cooperación global.
"El año 2017 será un momento crucial para la comunidad internacional",
declaró Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico
Mundial, señalando que la amenaza de un mundo menos cooperativo y más
ensimismado también ofrece la oportunidad de abordar los riesgos
globales y las tendencias que hay detrás de ellos.
Por otro lado, a pesar de señalar las evidencias del impacto positivo
de las medidas no convencionales adoptadas por los bancos centrales en
respuesta a la crisis, que han sido por ahora la solución predominante
por parte de las autoridades, el Foro Económico Mundial apunta que
medidas como la expansión cuantitativa han exacerbado la desigualdad.
"Aunque las evidencias apuntan al impacto positivo sobre el crecimiento
y el empleo, la expansión cuantitativa también ha exacerbado la
desigualdad de ingresos al impulsar la rentabilidad obtenida por los
propietarios de activos financieros, mientras los ingresos reales de los
trabajadores han crecido muy lentamente", añade el informe.
Asimismo, el Foro de Davos añade que esta no es la única fuente de
preocupación relacionada con las políticas monetarias no convencionales,
señalando que los persistentes bajos tipos de interés "pueden
distorsionar los mecanismos financieros que apuntalan la saludable
actividad económica".
En este sentido, la entidad
destaca la facilidad que las empresas han encontrado para refinanciar su
deuda, inhibiendo por otro lado el proceso de una asignación más
eficiente de recursos y complicando el proceso de desapalancamiento, una
cuestión "sin resolver" en muchos países.
"En la
eurozona, los gobiernos han respondido con lentitud a las repetidas
exhortaciones de Mario Draghi para que busquen más espacio para la
relajación fiscal.
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