PARÍS.- Un buen número de los grandes grupos
de distribución han decidido que en el horizonte de 2020-2025 dejarán
de vender en sus tiendas huevos de gallinas enjauladas ante la presión
de organizaciones que denuncian el trato que reciben los animales en ese
tipo de granjas.
Una decisión que inquieta a los
productores, según el director de la Confederación Francesa de la
Avicultura (CFA), Christian Marinov, quien recordó los esfuerzos
financieros que ya han hecho en los últimos años para acondicionar sus
explotaciones, a la vez que señaló que están dispuestos a una
transición, pero progresiva y dando al consumidor la posibilidad de
elegir.
"Es completamente estúpido pensar que en cinco años sólo
habrá huevos (de explotaciones) al aire libre", explicó Marinov,
en respuesta a los anuncios de empresas de la distribución.
Después de que Carrefour, Monoprix, Systeme U o Aldi hubieran avanzado
que dejarán de comercializar huevos de granjas con gallinas enjauladas a
comienzos del próximo decenio, el último ha sido Intermarché, que
también ha dicho que va a proscribir los primeros y a privilegiar los de
explotaciones al aire libre o ecológicas.
Alrededor
del 68 % de la producción francesa (unos 14.000 millones de huevos
anuales) procede de explotaciones con gallinas enjauladas.
El responsable de la CFA (que forma parte de la FNSEA, principal
sindicato agrícola de Francia) denunció que la distribución está
actuando "no bajo la presión del consumidor", sino de "dos o tres
organizaciones" de "iluminados e ideólogos" que utilizan "imágenes
manipuladas", y que en realidad no buscan tanto mejorar la condición de
las gallinas, sino acabar con las granjas.
Unas de
las ONG más activas en este asunto con la distribución ha sido L214, que
había divulgado vídeos de explotaciones para mostrar las condiciones de
las gallinas enjauladas.
La distribución representa
un 40-45 % de los huevos vendidos en Francia, que tienen también un
canal de salida muy importante en la industria alimentaria.
Marinov hizo notar que los granjeros tuvieron que adaptarse a las
normas que entraron en vigor en 2012, y que supusieron una inversión de
unos 1.000 millones de euros, un dinero que algunos todavía están
pendientes de reembolsar.
Insistió en que los
comerciantes deben dejar que sea el consumidor el que elija los huevos
que quiere comprar y en que "es falso" sostener que los huevos de
granjas con jaulas no son buenos, como lo demuestran los estudios
científicos.
También se refirió al "contrato de
futuro" sobre el huevo que han propuesto, un "pacto inteligente" para
una transición del sistema de jaulas a la cría de las gallinas en el
suelo o al aire libre, con el objetivo de que esos sistemas representen
un 50 % en 2022.
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